Tardé muchos años en acostumbrarme a usar un objetivo angular. No digamos un gran angular o un angular extremo como en esta foto. Quizá porque empecé en la fotografía con un único objetivo de 50 mm y nada más.

Fue con el uso diario del teléfono móvil y su focal angular como me fui acostumbrando a buscar encuadres y primeros planos que llenaran la foto. Ahora ya no concibo la fotografía sin angular y cada vez me divierte más experimentar con focales extremas como la de esta fotografía.

En fotografía de arquitectura son muy habituales los angulares y se busca que no se perciba ninguna distorsión. Que las líneas rectas sigan siendo rectas. No todos los objetivos son capaces de conseguirlo, aunque las cámaras digitales actuales y el software de procesado pueden corregir en gran medida la distorsión.

El objetivo que utilicé en esta foto presume de tener cero distorsión y una focal ultra angular de 9 mm, equivalente a 14 mm en full frame, lo que produce en sensores APS-C un enorme campo de visión de 113º. Una auténtica locura de angular.

Hice esta foto poco antes del atardecer, con el trípode en la posición más baja posible, mirando hacia arriba y desde una posición cercana a la fachada oeste de la Catedral para evitar la molesta línea de farolas que tenía a mi espalda. El objetivo es de enfoque manual pero a f/8 y con un angular tan extremo, está prácticamente todo enfocado, así que no tuve que preocuparme mucho del enfoque. Usé un filtro de densidad neutra que quita 10 pasos de luz para forzar una exposición larga de 30 segundos a ISO 100 y hacer «desaparecer» a los numerosos peatones que circulaban por la plaza de la Catedral a esas horas. El movimiento de las nubes hizo el resto.

#5/52 Catedral de Oviedo

Cámara: Sony A6600

Objetivo: Laowa 9mm f2.8 zero-D

Exposición: 30s, f/8, ISO 100

Otros: Trípode, filtro densidad neutra ND1000